#BebesEcuador – Podemos encontrar algunos antecedentes de la estimulación temprana en el libro publicado en 1801 por el suizo Heinrich Pestalozzi “De cómo Gertrudis educa sus hijos”, o en Turingia, donde su contemporáneo Freidrich Fröbel orientaba a las madres en la atención de sus hijos. En 1843 el educador francés Johann Baptist Graser, daba indicaciones a las madres de niños hipoacúsicos sobre la educación temprana del habla.
En la década de los años 60 del pasado siglo se produjeron varios cambios que propiciaron la aparición de la estimulación temprana. Aumentó la incorporación de la mujer al mundo laboral, por lo que aparecieron las guarderías y centros especializados en niños de edad preescolar, creció la población con estudios superiores, el campo la neurociencia comenzó a despuntar en esa misma época junto con la neuropsicología, se iniciaron una serie de cambios culturales con respecto a la concepción de la infancia, por ejemplo, la Declaración de los Derechos del Niño (1959) que justifican la aparición de una preocupación por el desarrollo del niño desde el momento de su nacimiento.
Por otra parte, las mejoras en la atención sanitaria ocasionan que mayor número de gestaciones lleguen a término, se produzcan menos fallecimientos durante el momento del parto y se mejore la atención del recién nacido. Así pues, se comienzan a definir una serie de técnicas para atender al niño prematuro o a aquellos cuyas madres habían tenido problemas durante el embarazo o el parto.
En sus inicios se trataba de intervenciones puntuales, poco profesionalizadas y de indicación exclusiva cuando el menor presentaba algún problema, no es hasta fechas recientes que la estimulación temprana se profesionalizó, con cursos de especialización y masters universitarios, indicándose para favorecer el desarrollo del niño y denominándose intervención temprana cuando el niño presenta algún factor de riesgo para daño neurológico o daño estructurado.
El su libro “La Estimulación Temprana: enfoque, problemática y proyecciones”. Martin F. (1999) considera la edad preescolar como el momento más significativo en la formación del individuo. Es en este momento cuando la estimulación puede tener mayor incidencia, ya que están en pleno proceso de desarrollo y maduración las estructuras biológicas y psicológicas.
Se considera que el ser humano nace con cien millones de neuronas, que inician su formación en el período prenatal, comienzan a formarse en el tubo neural del feto alrededor de 30 días después de la fecundación y, después, migran y se especializan. La mayoría de las neuronas se formarán entre el cuarto y el séptimo mes de vida y establecerán conexiones entre ellas, es decir, sinapsis. El proceso de sinapsis, de conexión y mielinización de neuronas tiene su máximo auge en los tres primeros años de vida, aunque se considera que se puede aprovechar el máximo potencial de la neuroplasticidad cerebral hasta los 6 años.
En la actualidad, tanto la intervención como la estimulación temprana, abarcan el período que va de los 0 a los 6 años. La intervención temprana debe ser llevada a cabo por profesionales cualificados, formados, que sean capaces de valorar al menor, desarrollar un programa de intervención y llevarlo a cabo en las sesiones programadas, así como dar la adecuada formación a los padres para que continúen con la estimulación del niño en casa. En cuanto a la estimulación temprana, hoy en día, la tendencia es enseñar a padres y profesionales de ámbitos no sanitarios para que estimulen a los niños de una manera ordenada, congruente y evitando la sobre-estimulación y acciones de riesgo.
Las áreas de estimulación según algunos autores como Cabrera, M.C. y Sanchez C. (1982) son cuatro:
Motora: Ejercicios para el tono muscular, el equilibrio, etc. destinados a mejorar el control del cuerpo.
Perceptivo-cognitiva: Encaminadas a favorecer las estructuras cognoscitivas.
Lenguaje: Encaminada a conseguir desde la primeras manifestaciones del prelenguaje hasta la comprensión del lenguaje.
Social: Encaminada a lograr la mayor independencia y una conducta social normal.
Por lo tanto la estimulación temprana no es algo que hayamos inventando hoy día sino que, teniendo en cuenta los conocimientos actuales, y la experiencia de esta estimulación en infantes con factores de riesgo, se ha adaptado para utilizarla en niños regulares con el objetivo de reforzar habilidades acorde a la edad, no crear genios o superdotados, sino potenciar el desarrollo normal.