La realización de una frenotomía para liberar la lengua del bebé y resolver dificultades en la lactancia no siempre es necesaria. Antes de este procedimiento hay que realizar una evaluación profesional especializada que incluya la revisión de la lengua y de la toma

Una frenotomía es una técnica de cirugía menor ambulatoria que consiste en realizar un corte en la base del frenillo para liberar la lengua. El procedimiento es generalmente rápido y las complicaciones son raras. Según explica Alba Padró, consultora de lactancia certificada (IBCLC, International Board Certified Lactation Consultant) y una de las creadoras de LactApp —aplicación dedicada a la lactancia y maternidad que resuelve dudas de manera personalizada—, este procedimiento se realiza cuando un bebé presenta una limitación en los movimientos linguales que afecta a su capacidad para realizar los cuatro movimientos básicos necesarios para la extracción de leche. “En primer lugar, es necesario contar con el deseo de la familia. Cuando, a pesar de trabajar en el posicionamiento y agarre del bebé al pecho, las dificultades persisten, se considera la aplicación de la técnica”, señala. Previamente, según la experta, siempre es fundamental realizar un proceso de evaluación que incluya la revisión de la lengua y de la toma. A partir de esa evaluación, se deben ajustar los aspectos que sean modificables y observar si se producen cambios.

¿Qué profesional puede hacer una frenotomía? Gemma Olivera, matrona e IBCLC, responde que la pueden realizar matronas, pediatras, cirujanos pediátricos y odontopediatras que estén específicamente formados para ello. “No se precisa de un quirófano para llevarlo a cabo porque no es necesaria la administración de anestesia general ni se requiere de suturas”, asegura. En cuanto a los riesgos, Olivera recuerda que estos siempre deben describirse en el consentimiento informado que las familias leen antes del procedimiento. Los riesgos y complicaciones posibles asociados a la intervención son lesión vascular, lesión glandular, hemorragia e infección de la herida. “La complicación no es frecuente (la evidencia científica habla de un 1% de los casos); y en caso de que ocurriese, se derivaría al hospital de referencia más cercano”, explica la matrona.

Para Padró, el problema más frecuente e infravalorado de la anquiloglosia es el rechazo del pecho y la pérdida de la lactancia. “Hay lactantes que rechazan el pecho y esto puede conllevar a un abandono de la lactancia. Aquí es muy importante que la madre esté acompañada antes de la frenotomía, después, y, si hay dificultades, se la ayude a encaminar esto”, sostiene. La recuperación de este procedimiento es muy rápida, ya que, como explica Padró, “la mucosa de la boca cicatriza muy bien”: “El niño mama justo después. De hecho, es muy recomendable que lo haga, tanto para el bebé como para la madre, porque para ambos ha sido un procedimiento que puede causarles angustia. Esto ayuda a encontrar tranquilidad tras un momento que es de mucha tensión, y a que todo se vaya encauzando”.