 Este reconocido ginecólogo de la ciudad de Quito habla de lo último en métodos de reproducción asistida. Para él, en esta rama, estamos a la par de la medicina a nivel mundial.
CREO QUE CASI TODOS HEMOS ESCUCHADO A NUESTRO ALREDEDOR sobre casos de personas que han tenido problemas para concebir.
Es bastante común, pues diferentes factores contribuyen hoy en día a que, tanto el hombre como la mujer vean afectada su capacidad de reproducción.
Por supuesto, en este sentido (como en muchos otros), la ciencia no se detiene y constantemente aparecen nuevas técnicas que dan a las parejas la posibilidad de convertirse en padres.
“El Centro Ecuatoriano de Reproducción Humana es una clínica de alta especialidad para todos los tratamientos de fertilidad que hay actualmente. Aquí realizamos todos los tratamientos de reproducción, desde el más sencillo –como la inseminación artificial–, hasta el más avanzado, como la fertilización in vitro, pasando por la fecundación con microinyección espermática o ICSI (por sus siglas en inglés, Intra Cytoplasmic Sperm Injection), que es una técnica que consiste en la introducción, mediante una microaguja, de un espermatozoide en el interior del óvulo) e, in vitro con óvulo donado.
Hacemos también algo muy nuevo, que es la congelación o vitrificación de los óvulos, para preservar la fertilidad de mujeres jóvenes que no quieren tener hijos aún o, a quienes se les detecta cáncer y deben ser sometidas a quimioterapias.
Tenemos un banco de semen para las personas que lo pudieran requerir. Es decir, es una clínica totalmente diseñada para el tratamiento de las parejas infértiles, todo con la mejor tecnología disponible”, manifiesta el doctor Pablo Valencia Llerena, ginecólogo y director del centro.
Al día con los métodos para concebir
Ante los avances de la ciencia en cuanto a reproducción asistida en países como Estados Unidos, España, Argentina, Brasil, entre otros, podría parecer que Ecuador está en desventaja; sin embargo, el especialista asegura lo contrario. “Estamos en el mismo nivel, al menos esta clínica está al nivel de cualquier otro centro del mundo”.
¿Por qué tratar infertilidad?
“Yo soy ginecólogo y he tenido la suerte de que mi papá también lo es y es pionero en la rama de infertilidad…Tenemos esto en los genes, ya viene en nuestra sangre, nos gusta mucho la ginecología y el poder ayudar a parejas con problemas para concebir…”, afirma.
Estudió toda la carrera de Medicina en Ciudad de México, así como su especialización en Ginecología. “He hecho también varios cursos sobre infertilidad en Brasil y en Estados Unidos”.
¿Hacen procedimientos en los que se pueda escoger el sexo del bebé?
“No todavía, porque eso requiere de otros equipos, pero pienso que quizás a mediados de año…Eso sí, esa selección de sexo será ciento por ciento segura”, recalca.
Trabas y riesgos
Y aunque al escucharlo, parece que todo fuera posible en cuanto a la posibilidad de un embarazo, asegura: “El principal limitante en cuanto a tratamientos de reproducción asistida, en nuestra sociedad, es el factor económico, porque los procedimientos son relativamente costosos. Una paciente, a duras penas, puede hacerse uno o dos tratamientos”.
¿Cuáles son los costos aproximados?
“Una inseminación artificial, con toda la medicación y ecografías incluidas, puede tener un valor de 800 dólares (la inseminación sola cuesta 300); la fertilización in vitro (que es la técnica más efectiva) tiene un costo promedio de 3,500 dólares, más la medicación que requiere la mujer, que eso va a depender de la edad de ella (eso suma unos 1,500 dólares más)”, recalca el doctor Valencia.
¿Hasta cuándo llegan los intentos?
“Hasta donde la paciente quiera, Posibilidades de embarazo puede haber hasta en las mujeres de 48 años. ¿En qué condiciones? “Toda mujer que tiene útero puede embarazarse y, en cuanto a la edad de sus óvulos (que estén aptos), nosotros hemos puesto un límite hasta de 48 años…Antes hacíamos los procedimientos en pacientes de 50, 55 años, ya no los hacemos”, pues sostiene que es más riesgoso.
Otra complicación en cuanto a los tratamientos a los que el doctor y su equipo de médicos se enfrentan son los embarazos múltiples.
“Todos los riesgos, tanto para la madre como para sus futuros niños prematuros son más grandes. Por eso, una clínica de fertilidad tiene que limitar el número de embriones que se transfieren para prevenir complicaciones graves. El promedio de embriones que se transfieren es de dos, en pocos casos se pueden transferir tres”.
¿Y quién lo determina?
“Entre todos: el biólogo, el médico, la paciente…La edad de la mujer es determinante también…Las probabilidades de quedar embarazada dependen de qué tan temprano llegue la paciente a nuestra clínica. Una mujer de 35 años, o menos, tendrá una probabilidad de embarazo de un 50 ó 55 por ciento, pero si llega a los 40 ó 41 años, ya no le podemos ofrecer la misma posibilidad; esta será de un 20 ó 30 por ciento”, aclara.
Trabajo en equipo
Pablo Valencia (casado y padre de dos pequeños y de una niña que está por nacer) cuenta con una trayectoria de casi ocho años en el campo de la reproducción asistida, “exclusivamente en cuanto a tratamientos de alta complejidad”, tiempo en el que asegura haber trabajado y seguir haciéndolo “con todo un equipo multidisciplinario. Esto no es de una sola persona.
Tenemos una excelente bióloga en reproducción, quien junto conmigo hace los tratamientos de reproducción asistida. Tenemos una muy buena licenciada en enfermería, que coordina todos los tratamientos de infertilidad y el movimiento del quirófano, y magnificos ginecólogos, que nos apoyan con las consultas, cirugías y ese tipo de cosas”.
La clínica cuenta también con un programa para aquellas mujeres que quieren embarazarse con espermatozoides donados, “Tenemos un programa de madres solteras. En él, se le hace un estudio psicológico a la mujer, para ver si está apta para ser mamá…Han venido también mujeres homosexuales, pero ahí no lo hacemos”, añade el doctor, refiriéndose a los procedimientos.
El trabajo del centro consiste en: “Hacer el tratamiento, seguir el embarazo hasta la semana 8 ó 10 y remitir a la paciente con su ginecólogo…Pero, por ejemplo, si yo tengo una paciente, que no tiene un ginecólogo que la haya referido para acá, nosotros seguimos todo su embarazo, pero no es el objetivo”, asevera, al momento que insiste en que lo mejor es empezar con los procedimientos a tiempo. “Me da mucha pena ver a las mujeres que vienen, ya pasados los 35 ó 38 años y que han perdido cinco años de su vida en tratamientos inefectivos, porque sus ginecólogos no aceptan sus límites”.
Ciencia vs. religión
¿Qué pasa con las creencias religiosas? “El instinto maternal es más fuerte que la religión. Muchos han venido y han ido donde los sacerdotes y varios de ellos me han sorprendido cuando me cuentan que estos les han dicho: ‘Si Dios le dio al hombre el conocimiento para ayudar, hazte’….Nosotros aumentamos las posibilidades para que la mujer quede embarazada, porque no es ciento por ciento efectivo.
No estamos jugando a ser Dios”. Asimismo, asegura que en sus incubadoras, ellos hacen el trabajo que se realiza normalmente en las trompas de Falopio de una mujer.“Dentro del útero, ya no puedo hacer nada. Es cuestión de que Dios ayude y que se implante…Científicamente, a los 14, 15 días de haber fecundado el embrión se forma el ser humano”, señala. |